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El éxito, ¿Una prerrogativa de todos o la lucha de algunos?

Comencemos estoy leyendo “La Tiranía del Merito” de Michael Sandel. No lo he completado aun, pero avanzo que trata el cómo la meritocracia influye en la sociedad, los cambios ha impuesto y, por ende, las nuevas exigencias a las personas para llegar al éxito. Y esto me ayuda a introducir el tema: ¿El merito del exitoso es a causa de esfuerzo propio o de que socialmente ha tenido mejores y mayores oportunidades que el resto de sus iguales?

 Partamos de este caso:

Un rico empresario otorga una buena educación privada a su hijo mayor; desde la primaria hasta la mejor universidad del extranjero para maestrías. Por otro lado, tienes a un joven que estudió en colegios de clase media, llega a una universidad privada gracias a una beca que la gana por sus excelentes calificaciones. Accede a una maestría nacional gracias al apoyo de una universidad que ve potencial en él. Ambos llegan a competir por un empleo en una multinacional. ¿Quién crees que tendrá la oportunidad?

Creo que todos estamos de acuerdo, en que, de manera simplificada, para avanzar hacia el éxito se requieren dos componentes principales: TALENTO y DISCIPLINA. 



Disciplina que se compone en partes iguales por enfoque, constancia y sacrificio. Y que, desde pequeños, se inculca que con tener disciplina llegaremos a lograr lo queramos. Ahora bien, hace unos días escuchaba un podcast llamado “La Roca Derecha” y analizaban el por qué se paga tanto dinero a los deportistas profesionales de élite; explicaban que el público sigue, paga y consume a personalidades que hacen cosas que humanamente rayan en la fantasía: Donqueos espectaculares, correr cien metros en menos de diez segundos, llevar un balón de fútbol contra el equipo contrario completo y anotar el gol, carisma o personalidad magnética, etc. Lo que el público busca es eso distintivo que el propio público no puede hacer, esa destreza especial y única; con eso se nace; se pule y se cultiva, pero solo la naturaleza otorga dones.

 Por lo que talento es una cualidad muy especial para tareas específicas o relacionadas que solo pocos pueden mantener. Ciertamente la ciencia actual apoya a mejorar las personas con talento; mejores comidas, fármacos especializados, conocimiento de las funciones de cuerpo y su rendimiento. Pero, sin importar dinero o avances, lo que descolla en personas es lo que sirve de imán para lograr oportunidades.

 Y en el punto de las oportunidades, las mismas no llegan solas… ¡Por lo menos conmigo no llueven de cielo! Luisín Jímenez, comentarista, humorista y político dominicano usa una frase que me encanta: “Muchos dominicanos quieren dar un palo que les haga ricos, pero cuando le preguntas, ni el palo en la mano tienen”. Explico. Para que las oportunidades estén a tu favor se requiere que estés preparado. Ni más ni menos. ¿De qué funciona que tengas la oportunidad de ver a la persona que sabes que una decisión suya, te cambiaria el resto de la vida, si ni siquiera sabes qué pedirle? o si le pides algo, se supone que tienes con qué soportar ese proyecto o idea -tener el palo en la mano-.

 Hay millones de personas con disciplina. Es más, la necesidad impulsa a la disciplina. Porque todos somos participes de un contrato social que respetamos de manera implícita y directa. Me ha costado muchos años entender que la disciplina no es suficiente para triunfar, y menos al éxito profesional.

 ¿Hay muchas personas con talento? Esto habría que verlo, pero imagino que no tantas. Ahora, quien no alcanza el triunfo y el reconocimiento público ¿deja de ser exitoso? Firmemente, no lo creo. Ser exitoso llega más allá que el dinero y la adulación. Creo que mucho tiene que ver con sentirnos conformes con nosotros mismos; estar en paz y disfrutar lo mucho o poco que tengamos. El esfuerzo siempre premia, el tema es que nosotros sepamos y seamos lo suficientemente maduros para aceptar lo que somos por nosotros mismos.

 Volviendo al caso de análisis de arriba:

1.     Tenemos claro que ambos muchachos tienen disciplina suficiente; porque, aunque el rico la tuvo más fácil, también estudió y mantuvo un buen índice para graduarse. El talento está por verse, y dependerá de los resultados que ambos logren en la entrevista. a oportunidad la tienen entre manos, ambos son finalistas en las rondas de entrevistas de la multinacional.

 ¿Quién la ganará? El que mejor lo haga, mejor sepa vender su idea y quien haya hecho su tarea para saber cómo desarrollará su entrevista.

 La capacidad de relacionarse puede ser la aptitud definitiva que establezca esa diferencia entre los dos participantes. Ojo, no necesariamente ayuda con el talento ni con la disciplina, pero es una indudable pieza para las oportunidades.

 El ser humano es gregario; nace en una familia en la mayoría de los casos, se desarrolla en una comunidad, y la amplía cuando estudia y trabaja. Las relaciones sociales son un arte para cultivar; que nos abra puertas y conexiones, crear networking. Las personas no nos conocen, y mira que ahora es mucho más sencillo que hace diez años, las redes sociales potencian nuestra exposición. Para triunfar en el ámbito que persigamos, dependemos de las oportunidades que nuestras relaciones nos acerquen.

 Hoy comprendo más que antes; aunque mi hijo estudie y se prepare, también requiere de la exposición social; que le permita desarrollar sus habilidades de comunicación, creatividad, liderazgo, resiliencia, temperamento y crecimiento personal; es probable que eso sea la diferencia en su primera entrevista de trabajo en la que compita con el hijo de un millonario por su primer puesto gerencial.   

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