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Las cinco ideas que evitan tu crecimiento financiero




“Los problemas de dinero no se resuelven con dinero, se resuelven con imaginación”
Anthony Robins


¿Alguna vez has pensado por qué reaccionas en la manera que lo haces? ¿Qué tanto conocimiento tienes de esto que te afecta ahora? Yo me hice estas preguntas constantemente por muchos años, y en la medida en que me hacía mayor, definitivamente encontré la respuesta.

Asumí la teoría del Cassette en Blanco…  ¡Sí, soy ochentero! Esta teoría consiste en que todas las personas que nacen son un dispositivo de grabación nuevo. Su contenido viene dado por el entorno en el que habita, y las personas que dan a REC son tus padres y aquellas de mayor influencia en tu vida. Eso es conocido por todos y avalado por la psicología conductista.


Ahora bien, y a pesar de tener cuarenta y tantos, caigo en cuenta que estoy más influenciado por mis primeros años de lo que podía creer. Esto lo sé por mi relación con el dinero, y es altamente posible que varios a de lo que lean estas líneas les sea parecido. Me explico:

1.         “Si no trabajo, no como”. Esto no es real, sin embargo para mí mente es una verdad absoluta y sobre ella basé la manera en que he conseguido patrimonio hasta hoy. Esto para nada es malo, pero sí es limitante porque durante décadas he estado atado a una idea estructurada y obtusa de que si no soy yo quien lo produce, no se logra. El concepto de conseguir riqueza a través de negocios o de inversión no lo veía posible. Al punto tal de asumir que el ganar con intermediaciones o vendiendo artículos de otros, no era trabajo.  Para mí lo importante se resumía en el siguiente proceso: Trabajar – Sufrir – Cobrar.     

Nace de haber visto a mi padre trabajar incansablemente, pero con una estrategia escasa. Simplemente trabajar para conseguir cubrir la necesidad diaria del hogar. Y a pesar de que hacia muchísimo dinero, nunca se permitió unas vacaciones, un descanso y mucho menos quedarse en casa para mejorarse de una fiebre producto de una gripe. Esta premisa se instaló en mí tan profundamente que limitó el crecimiento de mi patrimonio, por estar abrazado a mi productividad personal y egocéntrica. Y obligándome a ser menos que un autoempleado, era un esclavo de mi cartera… hasta que me di cuenta de ello.

2.         “Si no hay dinero, no se sale”. Y esta me generó una cantidad de discusiones con mi esposa. Incorrectamente partía del hecho que si no tenía fondos no podía disfrutar de un parque, de una salida en familia, de una caminata o un paseo con mi hijo. Pero más allá que el concepto del disfrute, es un castigo autoimpuesto que yo como hombre llevaba en mi subconsciente, posiblemente traído por una cultura machista del gasto, en la que si no tenemos no valemos. Que a su vez impedía una mejor relación con terceros dado que siempre procuraba estar solo o encerrado en mis pensamientos.

3.        “Nadie más puede ayudarme, yo puedo resolver mis problemas solo”. Y esta es mala, dado que esta insertada con el único objetivo de justificar que era independiente, competente e inmune a todo tipo de situaciones… ¡Mi EGO hablando! Trayendo como resultado el no relacionarme con asesores o personas con una visión más amplia o especializada y experta en situaciones que yo requería. Alejándome exponencialmente de las soluciones rápidas, evitando que “Aprendiera en cabeza ajena” y haciéndome caer más profundamente en hoyos devenidos por malas decisiones.

A partir de darme cuenta de lo estúpido de esta premisa, entendí que la formación y el contar con un cuerpo de asesores me permite ver más allá, tener ideas y asumir inteligentemente retos y posibilidades.

4.          “Yo me lo merezco”. El estilo de vida es creado desde la escasez de la mente para hacerte sentir importante; este es el punto inicial de una literal “Carrera de la rata” en la que te endeudas para darte un gustico estúpido que ni te aporta y menos te define, sin embargo asumes que es mejor ese gustico que invertir responsablemente en tu calidad de vida; esa jeepeta, ese restaurante o esas vacaciones que aun o te has ganado acorde a tus resultados, pero que entiendes que puedes tenerlas con apoyo de un dinero ajeno que te hará pagar más intereses y ser esclavo en un corto plazo de una producción sofocante y obligatoria. Para iniciar de nuevo: “Como estoy cansado, yo me merezco…” y así hasta la eternidad.

5.               “La cosa está dura/floja, la economía de este país es un desastre…” El crear riqueza no nace de los números, y muchísimo menos de decisiones ajenas. El dinero llega cuando estas preparado a recibirlo, porque estas abierto a ser responsable y respetuoso con él. No es posible que seas rico cuando la queja y la culpa de todo son responsabilidad de alguien que no seas tú mismo. Y es triste ver que aún estamos en esa plataforma, que sea más fácil culpar al universo o a la sociedad que responsabilizarte por tus actos, siendo ya un adulto entrado en madurez. La abundancia siempre se experimenta cuando comienzas a ser quien necesitas ser para lograrla, nunca antes. 

Si te fijas, todos estos pensamientos llegan de dos espacios tristemente vecinos: Falta de autoestima y una bajísima creatividad. Ambos puntos medran tu capacidad de pensar claramente y producir mejores y mayores oportunidades para ti y tu familia. Dando la sensación de atadura a una realidad que está simplemente gravitando en tu cabeza; es parecida la fábula del elefante que ha crecido durante toda su vida con una pata atada a un hilo y el otro extremo a una silla plástica.

Es tu responsabilidad procurar tu libertad y desatar tu porvenir.


Geovanny Ramírez
26 de junio del 2019

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